10. mar., 2014

¿POR QUÉ SUFRIR?

Dijo L. Horastein: “El hombre actual, sufre por no querer sufrir”  Por más que queramos evitarlo, el sufrimiento siempre estará presente en la vida.

Existen diferentes motivos que causan sufrimiento, creo sinceramente que en la medida que aumenta la maldad en la sociedad, en esa medida aumenta el sufrimiento en toda la creación y no solo en el humano.  Se han añadido nuevos factores de sufrimiento a la enormidad ya existente, por cierto compleja y sin respuestas.

Hay expertos que dicen que la sociedad de hoy padece un alto grado de hedonismo y narcisismo, que busca anestesiar el dolor cualquiera sea.  De acuerdo a ese perfil, casi permanentemente se está culpabilizando a otros por todo lo que nos pasa. Tratan de escapar del sufrimiento en las  drogas y otros vicios, y a corto plazo se dan cuenta que la dirección tomada es un callejón sin salida.

Pero también es cierto que el ser humano sufre por su propio pecado, y sufre por los pecados de otros.  2ª  Pedro 2.  7 – 9. Millones de personas sufren la exclusión social, tienen bloqueados los accesos a la educación, a lo laboral, al sistema de salud, a un techo digno y a los servicios mínimos de limpieza, luz, cloacas y agua.

Con todo, siempre hay un sufrimiento mayor, como las guerras, los campos de refugiados, la hambruna de millones de personas, es la pérdida de todo y de todos.

La psiquis en la población está alterada por la angustia que provoca la inseguridad en todas sus formas.  La mente está en un estado de alerta permanente y ese derroche de adrenalina termina agotando física y mentalmente a la gente.

El dolor, por ejemplo en nuestro cuerpo, es una señal que nos manda el mismo,  para que atendamos la parte que nos aqueja.  Si tenemos un buen diagnóstico hay posibilidades de una buena terapia.  De ese modo el dolor es un aliado que nos avisa y podemos prevenir males mayores.

Crecer, madurar, es en cierto grado la aceptación del sufrimiento.  Nos hacemos cargo para enfrentar el sufrimiento y hallar respuestas superadoras.

Veamos a Jesús, nuestro máximo ejemplo en la vida y en el ministerio.  El profeta lo llama: “Varón de dolores” Isaías  53. 3, 7, 10, 11. En este caso, el dolor tenía un propósito y muy alto.  El escritor a Los Hebreos dice que: “Por lo que padeció aprendió la obediencia”. Y que: “Fue perfeccionado por aflicciones”.  Hebreos 2.  10, 18; 5. 8.

El sufrimiento en el ministerio.
Creo que una lectura en cámara lenta de 2ª Corintios 1.  5 – 10; 11. 23 – 33, nos puede aliviar mucho nuestro dolor, al saber por dónde han tenido que cruzar otros.

Si hay que sufrir, que sea por la voluntad de Dios.  1ª Pedro 4.  15, 16, 19.

Nadie hará el ministerio sin una cuota de sufrimiento.  Tenemos que recordar que el amor es sufrido. Que hay que sufrir penalidades como buen soldado de Jesucristo.  Y que si sufrimos con él, también reinaremos con él.

J.J.Ch

Nota: Miles de cristianos mueren por su fe cada año, otros son perseguidos y otros encarcelados.  Toma un minuto al día para orar por ellos.