12. may., 2014

NO SER LO QUE APARENTA

Una de las definiciones que da el diccionario de la palabra  “Usurpar” es la siguiente:
Apoderarse de la dignidad, empleo u oficio de otro, y usarlos como si fueran propios.
Hoy, todo, o casi todo se puede robar.
De acuerdo a lo que el Señor dice; una de las funciones de Diablo es “Robar”, este espíritu ejerce su influencia sobre las personas sin importar quiénes son y qué lugar ocupan en la vida.
Las noticias, sean en periódicos, revistas, radio, internet o televisión, nos alertan y nos hablan del robo de identidad. ¡La verdad, es que ya casi no queda nada sin que se pueda robar!
Identidad.  Identidad es lo que yo soy, no lo que hago.  Soy hijo de tales personas, pertenezco a esa familia.  Mis datos de filiación están debidamente comprobados desde que nací.  Ante cualquier duda, un examen genético determinaría mi pertenencia o no, a la familia de la cual digo ser parte.  Lo mismo pasa con mi nueva identidad en Cristo, Si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas todas pasaron he aquí todas son hechas nuevas. 2Corintios 5:17.  Soy hijo de Dios, Dios es mi Padre, todos sus hijos son mis hermanos.  Pertenezco a la familia de Dios.  Se me conocerá por mis frutos. (Jesús)
Robo de identidad. Es la apropiación de la identidad de una persona: hacerse pasar por esa persona, asumir su identidad ante otras personas en público o en privado, en general para acceder a ciertos recursos o la obtención de créditos y otros beneficios en nombre de esa persona.  Por otro lado, el robo de identidad también es utilizado con el fin de perjudicar a una persona, es decir, difamarlo o manchar su nombre con diversos fines que el criminal busque. (Google)
Hacerse pasar por otro, es una de las estrategias de Satanás y de sus agentes, especialmente en la iglesia o en el ministerio.  El camuflaje es un arte que hace que lo falso parezca auténtico. Hay dentro de las iglesias gente que se hace pasar por cristiana, otros se hacen pasar por ministros de Cristo.  Clonan los ministerios, roban sus ideas y sus escritos total o parcialmente, como si fueran copia fiel del original.  Usan artimañas.
El disfraz espiritual. S. Pablo nos enseña que Satanás se disfraza como ángel de luz, pero no está solo en ese “Carnaval” también hay obreros fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Lo tremendo es que Pablo llama a estos obreros ministros del Diablo.  2Corintios 11:13–15.La iglesia en Éfeso, tiene el reconocimiento del Señor, justamente por probar a los que se decían ser apóstoles y no lo eran y los habían hallado mentirosos. Apocalipsis 2:2.
Siguiendo con los disfraces, el Señor enseña a tener cuidado con los falsos profetas, que se disfrazan de ovejas, pero que son lobos rapaces. Mateo 7:15. Pedro nos dice de los falsos maestros. 2Pedro 2:1.Sigue Pablo diciendo sobre falsos hermanos.  Gálatas 2:4. Pero los disfraces no se agotan, y apuntan alto, Jesús advierte sobre falsos Cristos. Mateo 24:24.
Ya es grave robar o usurpar identidad, los trastornos y pérdidas que han sufrido las víctimas es inconmensurable, no me refiero a lo material o financiero, que es grave pero recuperable.  Lo que no se recupera es la difamación, el agravio moral que las víctimas sufren sobre su integridad.  Por más que se diga a favor luego, nada impedirá que gente siga con la duda respecto a los perjudicados.  Es más, cuando más se trata de aclarar; más se oscurece.
Todo esto es peligroso y destructivo, pero en donde más daño hace, es entre los cristianos.  Hemos tenido que ver pseudos cristianos o ministros que se quedan con las propiedades de la obra del Señor, se quedan con los dineros, abusan de los miembros de la iglesia en muchas formas, roban canciones y les cambian las letras o la música, las graban sin permiso alguno, millones de dólares de pérdidas reportan los autores que pasan a las manos de otros a través de internet.  Y podríamos engrosar la lista hasta no terminar, pero lo que más lastima, es la estafa de la fe.  La estafa moral.  Entre no pocos evangélicos; no hay ética de la fe.
Jesús enseña que el árbol se lo conoce por sus frutos, y S. Pablo escribiendo a los Gálatas dice en el capítulo cinco, cuáles son esos frutos. Al cristiano se lo conoce por sus frutos, no por sus dones, con todo, para conocer bien a una persona necesitamos tiempo. No está bien desconfiar de los hermanos, la caridad todo lo cree; pero muchos hemos sido sorprendidos en nuestra buena fe y nos dimos cuenta cuando era tarde aunque no demasiado tarde.
Recomiendo ser cuidadosos, no decir bienvenido a todo espíritu, pruebe los espíritus si son de Dios. Tenga cuidado con quien se saca las fotos, luego pueden ser usadas maliciosamente, hay que gente que usará su nombre, la institución, usará sus relaciones, usará su identidad y lo empezarán a robar. Robar el buen nombre, le dejo la lectura de Proverbios 22:1. “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro”.

J.J.Ch.

Comentarios recientes

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