3. jul., 2014

UN PROCESO DIVINO, INELUDIBLE

No pocas veces, han venido obreros del Señor a preguntarme: ¿Qué plan tendrá el Señor con algunos servidores que deshonran a Dios con sus conductas poco cristianas, sin ética, que pueden decir una cosa por otra y aparentemente todo está “bien”? Lo que es peor, a veces reciben ayuda o apoyo de ciertos profetas y apóstoles para seguir haciendo lo que hacen y que todo sigue en apariencia “bien”. El tiempo pasa y nada parece detener esa forma de proceder que va contaminando por doquiera que van.

Se acerca el día en que Dios ajustará cuentas con cada uno.

El profeta Malaquías avisa que el Señor vendrá y será como fuego purificador y como jabón de lavadores, que como el que se sienta para purificar la plata y el oro, Dios purificará a sus servidores y sacará a la luz toda injusticia. Malaquías 3. 1 – 6.

El profeta Daniel también se refiere a un tiempo en que algunos sabios caerán para ser depurados, limpiados y emblanquecidos hasta el tiempo determinado; porque aún para esto hay plazo. Sigue diciendo Daniel; Muchos serán limpios, emblanquecidos y purificados. Daniel 11. 35; 12.

Primero habla de “algunos” sabios, pero luego dice “muchos” pasarán por el proceso de limpieza (Como quien lava un hierro con agua y jabón), emblanquecidos (Como quien pasa ese hierro en una amoladora que queda reluciente) y purificados (Como quien pone en un crisol ese hierro y lo purifica hasta conseguir pureza del cien por ciento.

Todo pasará por el fuego.

El apóstol Pablo nos enseña también que habrá un día en que la obra de cada uno por el fuego será revelada, que el fuego probará la obra edificada. De acuerdo a cómo se edificó la obra corre el riesgo de ser quemada, en ese caso habrá una pérdida, aunque el que sobreedifica será salvo así como por fuego. 1a Corintios 3.10 – 15.

En la justicia divina no hay sobornos, la corrupción no toca su trono de juicio y justicia. No hay explicaciones, no hay doctrinas acomodadas a las preferencias para justificar lo injustificable. No hay modo de engañar a Dios. El Señor en su gran misericordia llevará a muchos por ese proceso de limpieza, emblanquecimiento y purificación; pondrá fuego para probar y para purificar el obrero y la obra. Es un acto de la bondad de Dios que él se tome tiempo para tratarnos a “fondo”, lo necesitamos, estamos abiertos, dispuestos todo el tiempo para que Dios haga lo que ha planeado. Él ha comenzado la buena obra y la perfeccionará en el día de Jesucristo.

Todos llegaremos al varón perfecto, a la estatura de la plenitud de Cristo. Y todo el que no entra por allí, sencillamente no entrará por ningún otro lugar.

Nada común o inmundo se verá en ese día; la iglesia será sin manchas, sin arrugas ni nada semejante, será gloriosa. Efesios 5. 25 – 27.

J.J. Ch