28. oct., 2014

SANTIFICACIÓN O PROFANACIÓN

¿SANTIFICACIÓN O PROFANACIÓN?

Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo templo; Redujeron a Jerusalén a escombros.  Salmo 79. 1.
Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos. Ezequiel 20.39.

Santos serán a su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios, porque las ofrendas encendidas para Jehová y el pan de su Dios ofrecen; por tanto, serán santos. Levítico 21. 6.

Para no abundar en tantas citas Bíblicas que hablan de profanar el día de descanso, de la profanación del altar, de los estatutos, deseo marcar dos aspectos de esa seria advertencia del Señor: Su Nombre y el Lugar Santo.

¿Qué significa profanación? Es el uso irresponsable o irrespetuoso de cosas, objetos, edificios, o,  incluso personas a las cuales se considera como sagradas ("valiosísimas"). Es contaminar o corromper lo sagrado. En el curso de la historia muchas veces fue tomado en vano el nombre de Dios para enriquecerse, librar guerras, discriminar personas, torturar y matar.

A su vez, Santificar es reconocer y honrar lo que es santo o sagrado. Apartar con sumo celo y nosotros apartarnos (santificarnos) para la relación en este caso con Dios en el lugar en que nos ha dado. “Santificado sea tu Nombre”.  S. Mateo 6. 9. Dios nos santifica y nosotros nos santificamos.

Muchas veces he oído a cristianos, contar chistes en donde se menciona al Señor como parte del mismo.  Otras veces he oído invocar el Nombre del Señor indebidamente.  Olvidando el consejo sagrado que dice:

No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Éxodo 20. 7.  El Nombre del Señor es Santo y Poderoso.

EL TIEMPO DE DIOS, CON DIOS.
La época está marcada por la superficialidad, resultado de la velocidad con que se vive, la brevedad es una apretada síntesis en cualquier renglón de  la vida.  No hay vida profunda.  Cristianos de vida profunda, profundos en la palabra y en la oración, en la meditación y en la contemplación, no se encuentran en la multitud.

Como si fuera una especie en extinción, vemos con cierta admiración a quienes hacen y tienen su tiempo para estar a solas con Dios.  A los que no se apuran a irse de su presencia, como dice el predicador de Eclesiastés, en el tiempo en que la gente tenía ese concepto de la presencia de Dios.
Maros Vidal en una de sus canciones habla de estar cara a cara con el Señor y perderse como un niño en su mirada.  Esto jamás se da en encuentros  como relámpagos.  Por otro lado, es en el momento de estar con la buena palabra de Dios, leyendo, meditando y reflexionando, orando y adorando a Dios, cuando hay un desconcierto de timbres en las puertas, de teléfonos y móviles (celulares) gente golpeando, pidiendo, llamando como si el mundo se muriera y dependiera de nosotros salvarlo. Y provoca distracciones, interrupciones, molestias, profanando el momento, se poluciona, se contamina el macro clima de Su gloria, de Su presencia, por favor, ¡Ayúdenme y ayúdense! No hay que olvidar que con quien estamos en la intimidad es Dios mismo.

El Señor te dice:
Yo quiero contestar tus oraciones cuando me pides que te llene de mi gloria, pero no me dejas, Moisés mi siervo resplandecía su rostro a causa de mi gloria por el tiempo en calidad con que estaba conmigo, atento, sumido en Mí, oyéndome, sin prisa y sin distracciones.  Yo quiero atraerte a mí, si me levantas yo te atraigo, como el cantar debes decir: “Atráeme y en pos de Ti correremos”.  Yo quiero atraerte iglesia (singular) para que corran en pos de mí (plural) La iglesia es una pero somos muchos miembros.

Decide darme gloria en esto, santifícame, santifica Nombre, santifica mí tiempo. ¡Conságrate  y ríndete a Mí!  Dice el Señor Nuestro Dios.

“Lo que Dios puede hacer con una persona que se rinde totalmente a Él, no tiene límites”.