- E S G L É S I A - C R I S T I A N A - E V A N G È L I C A -
10. jul., 2015
“LA CONSOLACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO”
S. Mateo 5. 4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
A veces la cosas que nos pasan nos dejan en un estado por el cual jamás pensaos pasar. Es el caso de los descendientes de Raquel que nos enseñan Las Escrituras. Aflicción, angustia, pesar, pena, tristeza, abatimiento, amargura, desaliento, desánimo, desfallecimiento.
Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.
S. Mateo 2. 18
S. Lucas 2:25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
Juan. 14. 16, 17, 26. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
El Señor promete enviarnos el Consolador. S Juan 14. 16. ¿Quién es esa Persona? Y ¿Qué hará en la vida de los hijos de Dios?
El cambia nuestro lamento en baila y nos llena de gozo y alegría.
“Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abundan también por el mismo Cristo nuestra consolación” 2ª Corintios 1. 5
2ª Corintios 7. 4 – 7, 13. Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con respecto de vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones.
Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores.
Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito;
Y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más.
El Padre nos consuela por el Espíritu Santo. Isaías 66. 13.
Hay una tristeza que produce el pecado. Puede ser guiado a arrepentimiento, otro no, se endurecen por el pecado. Pero lo tristeza que es según Dios es para vida. El corazón consolado se torna sensible, y con ternura agradece y adora a Dios por Su don inmerecido.
Comentarios recientes
08.10 | 11:39
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30.07 | 07:03
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